El sector funerario está evolucionando en cuanto a la protección del medio ambiente se refiere, adaptándose a las necesidades y exigencias del siglo XXI.

La afirmación “Las inhumaciones y las incineraciones provocan un gran impacto ambiental”, hoy en día ya tiene matices. – puntualiza el experto de Servicios Funerarios de @CINTAF.

En anteriores artículos hemos hablado de la tecnología como elemento que se pone a disposición de las emociones.  En cambio, la protección del medio ambiente está enfocada a temas mucho más tangibles y se centran en los edificios, instalaciones y equipos que mejoran la eficiencia energética y el consumo de los recursos. Con la aplicación de nuevas técnicas de construcción se puede conseguir un ahorro energético considerable, y la reducción de contaminación atmosférica (la emisión del CO2 ) puede ser de hasta un 40 o 50%.

En cuanto al consumo de agua, las soluciones tecnológicas son los sistemas de riego eficientes, la instalación de grifos y sanitarios de bajo consumo. incluso sistemas de recuperación de aguas de lluvia. Igualmente se están utilizando métodos menos evasivos en iluminación, reduciendo la contaminación lumínica nocturna de los tanatorios, que como sabemos, funcionan 24 horas al día. Todas estas novedades arquitectónicas y tecnológicas están contribuyendo a una revolución y transformación urbanística dentro del sector funerario.

Pero eso no es todo. La industria de los accesorios funerarios no se queda atrás. Para la fabricación de ataúdes, se necesitan miles de árboles, pero las políticas de consumo responsable instan a los empresarios que busquen nuevas metodologías que evitan la deforestación, y que reduzcan el uso de metales para los cierres y lacas para el barnizado; así como el uso de telas sintéticas en el féretro y para el traje del fallecido.

Para que estos nuevos ataúdes sean sostenibles, se utilizan telas biodegradables, se sustituye la tela del interior del féretro por algodón, se eliminan los elementos metálicos, o se sustituye el barniz por tintes al agua.

Con el aumento de las incineraciones, la opción más ecológica sería fomentar el uso de urnas biodegradables, fabricadas con sal, tierra y cartón para conseguir una mayor desintegración en la tierra. Una de las últimas tendencias son las urnas – árbol que contienen una semilla en su interior y al ser enterrado, dará paso a una nueva vida y además, servirá como recuerdo del ser querido que perdemos.

Y volviendo a las palabras de nuestro experto: Es indiscutible que la incineración contamina la atmósfera, pero los hornos que se utilizan hoy en día expulsan menos CO2 que una furgoneta sin pasar la ITV. Y en cuanto a la inhumación, su impacto medioambiental es casi inexistente ya que las filtraciones que puede haber en el subsuelo, no se juntan con el agua subterránea.

Jherel Córdova