Uno de los mayores desafíos que se nos presentan en el futuro de la sociedad es, sin duda, hacer del mundo un entorno sostenible y libre de la contaminación provocada por la humanidad.

El último ejemplo del sector funerario es muy peculiar y nos llega desde el estado de Washington en EEUU. Se aprobó una ley según la cual a partir de 2020 se permitirá a las empresas convertir al cuerpo de un fallecido en lo que denominamos “tierra fértil o compost”. El proceso consta de mezclar el cuerpo dentro de un recipiente hexagonal reutilizable con otros productos como astillas de madera y paja permitiendo cerrar nuestro ciclo vital de manera sostenible y ecológica volviendo a formar parte de la tierra.

La idea que Katrina Spade tuvo en su época de estudiante, inspirándose en técnicas que usaban los agricultores en sus cabañas de madera, y que se ha podido llevar a cabo gracias a la empresa Recompose de la cual es fundadora, permitirá a los familiares llevarse a casa parte de los restos una vez terminado el proceso de descomposición.

Este proceso se presenta como alternativa a la Cremación y podrá convertirse en una gran medida sobre todo en las ciudades grandes, reduciendo notablemente la emisión de dióxido de carbono producido durante la incineración.

En Europa, Holanda es el país más vanguardista en temas funerarios, y ya se está debatiendo sobre medidas alternativas como la criomación o la hidrolisis. En España, de momento, no se contemplan alternativas de este calibre, no obstante, cada vez hay más conciencia ecológica en cuanto al uso de material reciclado, biodegradable y ecológica durante el proceso funerario.

Pedro Lopez